Y las palabras vuelan sin sentido para acabar formando una frase, que llevará a un bonito párrafo, para darle sentido a esa idea que se crea en mi cabeza. Esa idea que ahora parece un mundo y que a lo mejor mañana, cuando relea lo que escrito, pensaré: ¡Menuda mierda!
Adoro las ideas locas que me vienen a la cabeza, algunas realmente innovadoras y otras asquerosamente cansinas y tan poco originales como cantar el cumpleaños feliz.
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