Cuesta acostumbrarse.
Aún recuerdo cuando estabas cerca y te sentía dentro de mí. Recuerdo los momentos de sonrisas, el tacto de tu mano al coger la mía, el olor de tu camisa al abrazarme, las palabras reflejadas en tu mirada. Tu mirada...
Y recuerdo que quise pedirte perdón, pero no tenía sentido, porque tú me lo dabas todo, me ofreciste un sinfín de oportunidades y yo las desperdicié todas, me regalaste el cielo y yo no supe volar en él. Solo supe decirte adiós entre lágrimas...
Y ahora tengo que mirarte tras este cristal opaco y sonreír por ti, porque con ella eres feliz, porque ella es capaz de hacerte sentir todas esas cosas que yo no fui capaz de enseñarte, porque mi corazón decía TE AMO, pero mi cabeza decía PRONTO NO ESTARÁS, NO SE LO MERECE.
Y aún así no consigo acostumbrarme a tenerte cerca y no sentirte dentro de mí. Y por eso seguiré gritando TE QUIERO en las sombras.
Solo por verte sonreír. Hasta que mi corazón deje de latir.